Gloria a Gloria
El 26 de agosto de 1974, en la Comuna de Lo Espejo, Marcela, una pequeña de 8 años y sus dos hermanos vieron cómo los militares se llevaban a su madre que les prometía que al día siguiente estarían juntos nuevamente. “… no entendía por qué esas personas a quienes nunca había visto, se llevaban a mi madre y por qué en la puerta de entrada del edificio estaban unos militares vestidos como para la guerra… yo quería a que mi mamá se quedara conmigo”. Gloria Lagos Nilsson, tenía 28 años y tres meses de embarazo en el momento de su detención. Era militante del Mir y trabajaba como secretaria de la Oficina de Prensa de La Moneda. Fue vista por última vez en el centro de tortura y exterminio de Cuatro Álamos.
Esa pequeña de 8 años regresó a Chile 41 años después para reconstruir su propia historia, para unir las piezas que desmembró el horror de la historia oscura e infame de este país.
Lanzó claveles rojos y blancos sobre el mar en San Antonio para recordar a tantos cuerpos que fueron tirados al mar, “la memoria es un acto de amor y futuro”. Sus pasos recorrieron nuevamente ese frío día de agosto en el block de Lo Espejo mientras que a unas cuadras los muros grises de la Avenida Ferrocarril se llenó de colores y de esperanzas con las siluetas de las detenidas desaparecidas embarazadas y donde Anton, el pequeño que se fue con Gloria se reúne con sus hermanos en un abrazo eterno. Los recuerdos, la pena, la rebeldía, el dolor y los actos de memoria se agolpan en este septiembre triste que aún no puede florecer del todo porque faltan muchos, porque no hay justicia.
(Septiembre/2015.)